Autor: Kiele A. Cabrera
En una reciente reunión en el Congreso de los Estados Unidos, el representante Carlos Giménez (R-FL) expresó su preocupación por la creciente amenaza que representan los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua para la seguridad nacional. Dirigiéndose a altos mandos militares, Giménez advirtió que estas dictaduras, a menudo denominadas la “Troika de la Tiranía,” no solo desestabilizan la región, sino que también actúan como aliados estratégicos de adversarios globales como China, Rusia e Irán, representando un peligro directo para los Estados Unidos.
El congresista destacó que Cuba ha sido durante décadas un centro de operaciones de inteligencia contra EE.UU., con estrechos vínculos con los servicios de espionaje rusos y chinos. En particular, la presencia de una base de espionaje china en la isla, con la capacidad de interceptar comunicaciones militares estadounidenses, representa una grave amenaza.
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Por otro lado, señaló que Venezuela, bajo el régimen de Nicolás Maduro, se ha convertido en un estado narco-criminal que facilita el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y mantiene estrechas relaciones con Irán y Rusia. Asimismo, advirtió que el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua ha abierto las puertas a una creciente presencia militar rusa, lo que podría generar vulnerabilidades estratégicas en la región.
Giménez subrayó que estas dictaduras no solo representan una amenaza política y militar, sino que también desempeñan un papel clave en la desestabilización de la región a través del crimen organizado, la desinformación y la represión de la oposición democrática.
Además, insistió en la necesidad de una respuesta más firme por parte del gobierno estadounidense, incluyendo una mayor inversión en inteligencia, cooperación con aliados regionales y apoyo a los movimientos democráticos que buscan derrocar a estos regímenes.
Las declaraciones de Giménez ponen de relieve una realidad geopolítica urgente: la inestabilidad en América Latina no es solo un problema regional, sino una amenaza directa a la seguridad de Estados Unidos. Su llamado a la acción resuena en un contexto de crecientes tensiones globales, exigiendo que Washington tome medidas decisivas para contrarrestar la influencia de potencias extranjeras en el hemisferio occidental y proteger los intereses nacionales.
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